domingo, 27 de abril de 2014

Crónica de un Sant Jordi inolvidable






Sí, lo confieso. Envidiaba a esos escritores que, sentados en sus stands, le firmaban dedicatorias a los lectores que se acercaban a adquirir alguna de sus obras. Me limitaba a pasear, observar y comprar libros de otros mientras mis propios manuscritos inéditos criaban polvo en el fondo del armario del anonimato. Pero eso se acabó. Perseguí mi sueño, incansable, hasta que lo alcancé. Y el pasado miércoles 23 de abril de 2014 ocupé no sólo un stand sino cinco distintos, que en realidad fueron seis, porque mis jornadas de firmas de Sant Jordi se iniciaron el sábado día 19 en la librería La Gralla de Granollers.





No conozco Granollers, así es que en cuanto bajé del tren me acerqué a un amable matrimonio de avanzada edad y les pregunté si sabían cómo se iba a la Plaza dels Cabrits. Antes de alcanzar mi objetivo tuve que asaltar a unas cinco personas más y me quedó clara una cosa: nadie tenía ni idea de dónde estaba la dichosa Plaza dels Cabrits pero todo el mundo sabía cómo ir a La Gralla. Nada más llegar a la emblemática librería me llevé una agradable sorpresa: una de sus empleadas ya me esperaba impaciente con un ejemplar de Pasión en Marrakech en las manos. Su prima Begoña se casaba con un tal Ahmed, al que había conocido durante un viaje a Marrakech, y quería regalárselo, ¡qué apropiado!









Tuve el placer de compartir mesa con escritores como David Martínez, Mercè Cuartiella, Santi Vidal, Javier Ríos y mi compañero de editorial Simón Casas, en un ambiente distendido y lleno de complicidad. Lucía un sol espléndido, el tiempo se esfumó volando y, con lástima, tuvimos que abandonar el lugar.

Pero mi Sant Jordi particular no había hecho más que empezar.




Y continuó el día 23 a las 11h en la librería Santos Ochoa de Barcelona (Fabra i Puig, 165). Era tanta mi ilusión y entusiasmo que llegué casi una hora antes de lo acordado. Nelly fue muy amable y Montse estuvo todo el tiempo pendiente de mí por si necesitaba algo, encantadora. Al cabo de un rato llegaron Cristina Teruel y el simpático Carlos Pérez de Tudela, mis compañeros de mesa. Y una vez más el tiempo se nos fue como en un soplo. ¡Visto y no visto!





Siguiente destino: Corte Inglés de Cornellà de Llobregat. Otra vez corriendo hacia el metro y en esta ocasión me recorrí la línea azul casi entera de punta a punta. Y de nuevo perdida porque tampoco conozco mucho Cornellà y nunca había estado en su Corte Inglés. Así es que tuve que preguntar como a cincuenta personas antes de alcanzar mi meta. Pero lo logré.






Por segunda vez me tocó compartir mesa con Simón Casas y la verdad es que me alegré, porque es un compañero de lo más agradable. Más tarde llegó Cristina Teruel y otro escritor cuyo nombre no recuerdo, espero que me disculpe, fue un día tan intenso en el que conocí a tanta gente relacionada con el mundo de las letras que... imposible recordarlos todos. En la mesa de Cornellà estuve muy a gusto y hubiera deseado quedarme más tiempo porque fue en la que más ejemplares firmé. ¡Qué pena me dio irme!





Mi cuarto stand fue el de Abacus, en la Plaza de Sants. Compartí mesa con Marc Pallarès y otro autor y nos daba el sol casi de lleno, pero daba gusto estar ahí, en ese ambiente tan típico del Barri de Sants, tan de diada de Sant Jordi...






Corriendo de nuevo hacia el metro para atravesar la línea azul una vez más, esta vez en dirección a Maragall. Allí me esperaban en un lugar al que tengo especial cariño: la Font de Mimir. ¿Por qué? Porque ahí fue la presentación de Pasión en Marrakech, otro evento especial e inolvidable, gracias en gran parte al espíritu colaborador del dueño de la librería, Carles. Ahí tuve un par de sorpresas más: compartir mesa con una autora de sólo quince años (¡¡sí, quince!!) y volverme a encontrar con el encantador Simón Casas. Y a todo esto se habían ido añadiendo acompañantes a mi ajetreado día: mi hermana, hijo, marido, etc... 





Exhausta pero satisfecha encaminé mis pasos una vez más hacia el metro (creo que ha sido el día que mayor uso he hecho de este medio de transporte en toda mi vida) con la intención de alcanzar mi último destino: Rambla Cataluña, paradeta de Alibrí. Y ahí tuve la suerte de coincidir con Anna Maria Villalonga, una escritora a la que no conocía pero con la que me lo pasé pipa. ¡Qué sentido del humor! Resulta que Anna Maria a su derecha tenía a un autor que no paraba de firmar y firmar y firmar... compulsivamente. ¡Tenía una cola que no se acababa nunca! Boquiabiertas estábamos porque no teníamos ni idea de quién era. Nosotras firmamos alguno que otro, pero el susodicho firmó y firmó hasta que se agotaron los ejemplares disponibles. Chorromoco o algo así se llamaba el libro... y el autor Pepe nosequé, ¿os suena? Vamos, que sale en la tele, fijo. Porque con semejante éxito no puede ser más que un fenómeno mediático.




Sea como fuere todo me pareció genial y lo volvería a repetir una y mil veces. Fue un día maravilloso, precioso, repleto de emociones intensas, risas, complicidad... Mereció la pena. Es hermoso que alguien a quien no conoces de nada venga con tu libro en la mano pidiéndote que se lo dediques. Aunque si la persona que te lo pide es alguien cercano que se ha tomado la molestia de ir hasta allí, también es muy bonito.






Un Sant Jordi muy especial que jamás olvidaré. ¡Mi primer Sant Jordi firmando! El primero de muchos... espero.


















PASIÓN EN MARRAKECH está a la venta en La Gralla, Santos Ochoa, Alibrí, La Font de Mimir, Abacus, Corte Inglés, Fnac, Casa del Libro, la Llar del Llibre... y muchas otras librerías de toda España:


Y también en digital:


Más información en:





sábado, 5 de abril de 2014

Rosas y libros


  
Cuenta la leyenda que, mucho tiempo atrás, habitó un abominable dragón en los alrededores de Montblanc. Devoraba a toda criatura que se cruzara en su camino, abrasaba los campos con su pestilente aliento de fuego, y su infinita crueldad mantenía a la aterrorizada población cautiva tras las murallas de la villa. Para intentar calmar su apetito insaciable, decidieron proporcionarle animales de su propio ganado. Muy pronto se extinguiron las ovejas; después se agotaron los bueyes y luego desaparecieron los caballos. Muertos de miedo, se empezaron a plantear los sacrificios humanos como única alternativa para evitar que el monstruo atravesara los muros de contención y arrasara con el poblado entero. Anotaron en diminutos pergaminos los nombres y apellidos de todos y cada uno de los lugareños, incluida la realeza, los metieron en una gran cazuela de barro, los removieron y removieron y, acto seguido, una mano inocente extrajo uno.


Quiso el azar que fuera la hija del Rey la desafortunada elegida y, aunque la Reina se abalanzó sobre ella lanzando un terrible alarido de negación, fue el propio Rey quien la arrancó de sus brazos en nombre del deber y del honor, y la entregó, preso de un inmenso dolor. La joven Princesa, casi una niña, era muy agraciada. Poseía una delicada belleza etérea que hipnotizaba a cuantos la contemplaban. No fueron pocos los intrépidos aldeanos que, consternados, se ofrecieron a ocupar su lugar, pero la muchacha aceptó su destino con humildad.  Abandonó la fortaleza con las mejillas bañadas en lágrimas y, cabizbaja, dirigió sus pasos hacia la cueva del malvado dragón. Un breve instante tardó la bestia en percibir, a través de sus poderosas fosas nasales, el penetrante olor a hembra tierna. Y en menos que canta un gallo impuso su terrorífica presencia ante su alteza. Atinó a duras penas la púber a cubrirse la cara con las manos y, justo cuando estaba a punto de ser devorada, un gallardo caballero, a lomos de su hermoso corcel blanco, se enfrentó con valentía al dragón, luchando con él hasta darle muerte.



Temblando aún, atrapada en una mezcla de pánico y admiración, la princesa corrió hacia su salvador, que no era otro que Sant Jordi (San Jorge) y lo abrazó, emocionada y agradecida. De la sangre del dragón creció un rosal repleto de rosas rojas. Sant Jordi, cautivo del esplendor y la frescura de la doncella, tomó una rosa y se la entregó.



Desde entonces, cada 23 de abril se celebra en Cataluña, Baleares y Aragón el día de Sant Jordi (San Jorge), considerado también el Día del Libro (entre otros motivos porque se conmemoran las muertes de Cervantes y Shakespeare, que tuvieron lugar el 23 de abril de 1.616). En esta festividad, es costumbre que los enamorados intercambien rosas y libros, como marca la tradición. Y se trata de una jornada muy especial para escritores, lectores y amantes de la literatura.




Este Sant Jordi que se aproxima tiene para mí un matiz singular y único. Llevo muchos años escribiendo pero sólo hace seis meses que se publicó mi novela Pasión en Marrakech y, como ya sabéis, apenas estoy empezando a darme a conocer como escritora. Lo que me gustaba hacer hasta ahora, cada 23 de abril, era pasear entre la multitud y perderme entre montañas de libros, hojeando éste, eligiendo aquel. Aunque lo que de verdad anhelaba era que mis propias obras estuvieran expuestas y al alcance de cualquiera. Y soñaba con ser una de esas escritoras que firmaban ejemplares de las novelas que sus lectores adquirían.


 





Por eso, es un verdadero placer para mí anunciar que el próximo 23 de abril de 2014 estaré firmando ejemplares de mi novela PASIÓN EN MARRAKECH en las siguientes librerías de Barcelona:

-SANTOS OCHOA (Passeig Fabra i Puig, 165): de 11 a 12h

-HIPERCOR de Cornellà: de 13 a 14 h.

-ABACUS de Sants (Creu Coberta, 93): de 17 a 18 h.

-La FONT DE MIMIR (Costa i Cuxart, 5): de 19 a 20 h.

-ALIBRI (parada de Rambla Cataluña/ Gran Vía): de 20 a 21 h.

-La GRALLA de Granollers (Plaça dels Cabrits, 5): sábado 19 de abril a las 18h.


Os espero. Será todo un honor dedicaros una palabra de agradecimiento, una sonrisa y/o un libro. ¡Feliz Sant Jordi!








¿Escritora en crisis?

Estoy en crisis, me digo a mí misma. ¿Por qué? Me pregunto, iniciando una especie de monólogo interno absurdo. Porque aún no he empezado la ...