Hacer una presentación en Frigiliana siempre será un
orgullo para mí, además de un honor, y un privilegio. Lo fue con mi primera
novela, lo ha sido con mi tercer libro, y lo será con todos los que espero
escribir y publicar a partir de ahora. No solo porque el frigilianense es un
público cariñoso y entregado como he visto pocos, sino también por los lazos sanguíneos
que me unen a este bello pueblo malagueño.
En Frigiliana está mi origen y el de mis
antepasados. Frigiliana es la dueña de un sinfín de recuerdos de mi infancia y
adolescencia. Y en Frigiliana nació la escritora que llevaba dentro, aun sin
saberlo, cuando corría con mi cuaderno y mi bolígrafo a esconderme en la
escalera por la que se subía al terrao de la casa de mis abuelos paternos. Precisamente esa entrañable imagen de mí
misma sentada en un escalón, con mi libreta apoyada en otro, deslizando la
pluma por sus páginas, oculta del bullicioso ajetreo veraniego, arañando
unos instantes de intimidad a solas conmigo y con mi manía compulsiva de
plasmar la vida por escrito, fue mi inspiración para darle nombre a este blog —Un cuarderno en la escalera—cuando lo creé, hace tan solo seis años.
La cita era en la Casa de la Cultura, en la cuesta de El Apero, a
las seis de la tarde de un sábado, 24 de noviembre. Llegué un rato antes, para
colocar los libros y preparar el piscolabis que tendría lugar al finalizar el
acto. Conté con la inestimable ayuda de mi tía Carmela, de mi prima Carmina y
de Carmen Cerezo, la Concejala de Cultura.
Acerca de Carmen debo decir que creo que está
haciendo una labor estupenda para promover la cultura,
ingeniándoselas de mil maneras para animar a los frigilianenses a abrir su
mente a este tipo de actos. Preparar con ella esta presentación ha sido muy
fácil. Accesible, cercana, resolutiva. Se quedó conmigo en la mesa mientras yo
desgranaba mi apasionado discurso acerca del cómo, cuándo y por qué de Los ojos
de Saïd, y mientras respondía a las preguntas de un público entusiasta.
Solo tengo palabras de afecto para todos vosotros,
los que estuvisteis presentes, escuchándome y arropándome. Y soy consciente de
que gran parte de mi familia no pudo asistir por un motivo justificadísimo: La
llegada de Alejandra, nuestra nueva primita, que decidió venir al mundo ese fin
de semana, justo el mismo que Frigiliana quedó cautiva de Los ojos de Saïd. Un
nacimiento siempre es motivo de alegría, me siento honrada por tan feliz
coincidencia. ¡Enhorabuena, Ángela y José Manuel!
Mi especial agradecimiento a Carmen Cerezo, Carmela
Montilla, Carmina Ramírez, Marina Cabeza, Carmen Agudo, José Antonio González,
Olga López y un largo etcétera. ¡Gracias a todos los asistentes!
GRACIAS, una vez más, FRIGILIANA.
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